Ixos

Guía práctica de mantenimiento en conexiones de gas

Guía práctica de mantenimiento en conexiones de gas

En cualquier instalación de gas, ya sea doméstica, comercial o industrial, las conexiones representan uno de los puntos más críticos en términos de seguridad y funcionalidad. Una conexión defectuosa puede provocar fugas, pérdidas de presión o incluso riesgos graves como incendios o explosiones. Por eso, para los profesionales del sector, el mantenimiento preventivo de las conexiones de gas no solo es recomendable: es una obligación técnica, ética y legal.

Esta guía práctica está diseñada para ofrecer un enfoque detallado, práctico y actualizado sobre cómo llevar a cabo el mantenimiento de conexiones de gas en instalaciones modernas, cumpliendo con la normativa vigente y aplicando las mejores prácticas del sector.

Normativa y seguridad: base de toda intervención

Antes de iniciar cualquier trabajo de mantenimiento en una instalación de gas, es fundamental conocer y aplicar la normativa vigente. En España, los principales marcos legales son:
Reglamento Técnico de Distribución y Utilización de Combustibles Gaseosos (RD 919/2006).
Normas UNE aplicables (como la UNE 60670, UNE 60601 o UNE 60670-6).
• Reglamentos específicos en comunidades autónomas (Cataluña, Madrid, País Vasco, etc.).

Además de la normativa, el profesional debe realizar una evaluación previa de riesgos. Esto implica:
• Verificar el entorno de trabajo (ventilación, puntos de evacuación, tipo de gas utilizado).
Usar EPI adecuados como guantes dieléctricos, gafas de protección, detectores de gases portátiles y ropa ignífuga, calzado adecuado.
• Tener a mano un extintor adecuado para fuegos de clase C (gases inflamables) y un plan de evacuación si se trata de una instalación compleja.

Tipología de conexiones de gas

Comprender las características de las conexiones es clave para su mantenimiento adecuado. Las conexiones pueden clasificarse según su tipo de unión o el material del que están compuestas.

1. Tipos de unión
Roscadas metálicas: se utilizan en instalaciones residenciales y comerciales. Son robustas pero propensas a deterioro si se sobreactúan o si se utilizan selladores inadecuados.
Conexiones de compresión o multipresión: usadas principalmente con tubos multicapa o pEX. Su mantenimiento requiere verificar el estado de los anillos de estanqueidad (O-ring), que pueden deteriorarse con el tiempo.
Flexibles metálicos trenzados: muy comunes en cocinas y calderas. Pueden presentar desgaste mecánico en el trenzado, lo cual puede derivar en fugas si no se inspeccionan con regularidad.
Conexiones soldadas: se encuentran sobre todo en instalaciones industriales. Requieren verificación de la soldadura para evitar poros o fisuras.

2. Materiales
Latón y acero: materiales resistentes, pero susceptibles a la corrosión si no se protegen adecuadamente.
Plásticos y multicapa: el tubo multicapa ofrece flexibilidad y durabilidad, aunque hay que cuidar la compatibilidad con juntas y racores.
Elementos sellantes: juntas de EPDM, NBR o materiales técnicos, cintas de teflón (PTFE) o selladores líquidos. Es esencial verificar que los productos usados sean certificados para uso con gas.

Protocolo de inspección visual y funcional de conexiones de gas

Todo mantenimiento debe iniciarse con una inspección visual exhaustiva. El procedimiento estándar incluye:
1. Corte de suministro de gas y purgado del sistema para trabajar sin presión.
2. Verificación visual del estado de las conexiones:
◦ Corrosión visible o zonas oxidadas.
◦ Desalineación o deformación en racores.
◦ Juntas secas, agrietadas o endurecidas.
3. Control de apriete: usar llave dinamométrica para garantizar un apriete conforme a las especificaciones del fabricante.
4. Comprobación de conexiones ocultas en armarios, tras falsos techos o bajo suelos. Utilizar iluminación técnica o cámara boroscópica.
5. Detección de fugas:
◦ Aplicar solución jabonosa en puntos de conexión.
◦ Uso de detectores de gases electrónicos calibrados.
◦ Pruebas de hermeticidad presurizando el sistema (siempre conforme a normativa).

Tras la inspección, el sistema debe reactivarse y observarse su comportamiento en funcionamiento para asegurar que no hay variaciones de presión ni pérdida de rendimiento.

Limpieza, conservación y mantenimiento preventivo

Un aspecto a menudo descuidado es la limpieza de las conexiones. Sin embargo, un entorno limpio prolonga la vida útil de los componentes y evita problemas mayores.
Limpieza de roscas y racores con cepillo metálico suave o herramientas no abrasivas.
Retirada de residuos grasos o polvo con productos compatibles con instalaciones de gas (nunca disolventes agresivos).
Cambio periódico de juntas: incluso si aparentemente están bien, los fabricantes recomiendan cambiar juntas O‑ring y sellos cada 12–24 meses dependiendo del entorno.

Además, si se detectan zonas sin protección anticorrosiva, deben ser tratadas con:
Galvanizado en frío, pinturas epoxi o recubrimientos técnicos específicos para gas.
• En instalaciones expuestas al ambiente, se recomienda una revisión semestral del estado de la pintura y recubrimientos.

La limpieza debe integrarse como parte del ciclo de mantenimiento rutinario.

Comprobación de presión y caudal

Una instalación puede estar libre de fugas, pero ofrecer un rendimiento deficiente si hay pérdidas de carga o caudales insuficientes. Por eso es importante verificar:
Presión estática y dinámica: se mide con manómetros adecuados en varios puntos de la instalación.
Caudal: se comprueba con caudalímetro o mediante ensayo de consumo de los aparatos conectados.
Pérdidas de carga: se evalúan en función de la longitud y diámetro de la tubería. Es fundamental que la caída de presión no supere los valores establecidos por normativa.

En instalaciones de grandes dimensiones, se recomienda llevar un registro periódico de presión y caudal, que permita detectar desviaciones a lo largo del tiempo.

Documentación técnica del mantenimiento de conexiones de gas

El mantenimiento de conexiones de gas no termina con la intervención física. La documentación técnica es clave para garantizar la trazabilidad, cumplir la normativa y facilitar futuras revisiones.

Todo técnico debe generar un informe detallado, que incluya:
• Identificación del cliente y del técnico que realizó el trabajo.
• Fecha y hora de la intervención.
• Listado de conexiones inspeccionadas.
• Resultado de cada punto (OK, sustitución, revisión futura).
• Presiones medidas, caudales y comportamiento del sistema.
• Materiales utilizados: tipo de juntas, selladores, flexibles, etc.
• Observaciones adicionales.

Este documento debe ser conservado por el instalador y entregado al cliente, especialmente en instalaciones sujetas a inspección periódica (locales comerciales, comunidades de vecinos, hoteles, etc.).

Planificación del mantenimiento preventivo

El mantenimiento preventivo de conexiones de gas no debe ser una acción puntual, sino una actividad planificada a lo largo del tiempo. El ciclo de mantenimiento debe adaptarse al tipo de instalación:
Residencial: cada 2 años, como mínimo.
Comercial o pública concurrencia: cada año.
Instalaciones industriales o en ambientes agresivos (exteriores, atmósferas marinas, zonas húmedas): cada 6 meses.

La planificación debe incluir:
• Lista de conexiones críticas.
• Calendario de revisiones.
• Registro histórico de incidencias.
• Registro de piezas sustituidas.
Un programa de mantenimiento bien estructurado mejora la seguridad, alarga la vida útil de la instalación y facilita el cumplimiento con los organismos reguladores.

Actuaciones correctivas ante incidencias

Si durante la inspección se detecta una conexión deteriorada o defectuosa, se deben aplicar los siguientes pasos:
1. Aislar la sección afectada del resto de la instalación.
2. Verificar que no haya presión residual.
3. Desmontar la conexión utilizando las herramientas adecuadas.
4. Eliminar restos de juntas, selladores o corrosión.
5. Instalar una nueva conexión, junta o racor con el par de apriete adecuado.
6. Aplicar sellador certificado o cinta PTFE si es necesario.
7. Realizar prueba de estanqueidad posterior antes de la puesta en marcha.

Este procedimiento debe realizarse siempre conforme a la ficha técnica del fabricante, sin improvisaciones. En caso de duda sobre el tipo de racor o compatibilidad de materiales, es mejor detener la intervención y consultar.

En definitiva, el mantenimiento de conexiones de gas es una labor que exige conocimientos técnicos, experiencia y rigurosidad. No basta con “echar un vistazo” o comprobar que no haya fugas: es necesario aplicar protocolos completos, realizar mediciones, documentar cada paso y garantizar que todo se ajuste a la normativa vigente.

Solo así es posible ofrecer un servicio profesional, fiable y seguro para el cliente. A su vez, los técnicos que aplican estos estándares elevan la calidad de su trabajo, reducen riesgos legales y técnicos, y aportan un valor añadido.