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Sistemas UV-C en HVAC: principios, ventajas y aplicaciones prácticas

Sistemas UV-C en HVAC: principios, ventajas y aplicaciones prácticas

En los últimos años, la calidad del aire interior ha pasado de ser un aspecto secundario a convertirse en un elemento clave en el diseño e instalación de sistemas de climatización.

La pandemia aceleró la demanda de tecnologías capaces de reducir la carga microbiológica en espacios cerrados, y entre ellas, estos sistemas UV-C o que igual se conocen más como filtros UV se han posicionado como una de las soluciones más eficaces para profesionales del sector HVAC.

Su capacidad para inactivar virus, bacterias y hongos sin el uso de productos químicos ha hecho que hoy sean habituales tanto en purificadores autónomos como en sistemas integrados en conductos.

Pero, ¿cómo funcionan exactamente? ¿En qué contextos son realmente eficaces? Y, sobre todo, ¿qué debe tener en cuenta un instalador para garantizar su rendimiento?


¿Cómo funcionan?

El corazón de esta tecnología es la radiación ultravioleta de onda corta (UV-C), generalmente en el rango de 260–270 nm, capaz de dañar el material genético de los microorganismos. Cuando las células o partículas víricas son expuestas a esta luz, pierden su capacidad de replicarse, quedando inactivas.

En sistemas HVAC, la radiación se aplica de dos formas principales:

- Instalación directa en la corriente de aire (UV in-duct), donde el flujo que circula por los conductos se expone a la luz.

- Aplicación sobre superficies críticas, como las baterías de intercambio térmico (coil UV), evitando la formación de biopelículas que reducen la eficiencia y favorecen la proliferación de patógenos.

Este enfoque no sustituye a los filtros mecánicos, como los HEPA o MERV, sino que los complementa, eliminando aquello que las fibras filtrantes pueden dejar pasar.

Ventajas más allá de la desinfección

Si bien la función germicida es la más conocida, para un profesional de la climatización hay beneficios adicionales que impactan directamente en el rendimiento del sistema.

Al evitar que moho y bacterias colonicen las superficies húmedas de la unidad interior, se mantiene el intercambio térmico óptimo, reduciendo el consumo energético. Esto se traduce en equipos que trabajan menos para entregar la misma capacidad de refrigeración o calefacción.

Además, al no requerir productos químicos, los sistemas UV eliminan el riesgo de residuos en el aire o en los conductos, un punto importante en instalaciones hospitalarias, laboratorios o industrias alimentarias.

Otro aspecto a destacar es el bajo mantenimiento. Más allá de la sustitución periódica de las lámparas (generalmente cada 9 a 12 meses, según el fabricante), no requieren intervenciones complejas. Esto los convierte en una solución rentable a medio y largo plazo.

Dónde y cuándo instalar este tipo de sistema
La instalación es especialmente recomendable en entornos donde la calidad del aire tiene un impacto directo en la salud, el confort o el rendimiento de la instalación.

Entornos de alta ocupación
Oficinas, centros educativos, hoteles o salas de reuniones, donde la calidad del aire interior es crítica para el confort y la salud.

Instalaciones sanitarias
Hospitales, clínicas y laboratorios, como parte de un plan de control de infecciones.

Industria y procesado de alimentos
Previenen la proliferación de microorganismos y la contaminación cruzada.

Viviendas con climatización central
Particularmente recomendables en hogares con personas alérgicas o inmunodeprimidas.

Criterios técnicos para su correcta instalación

No basta con colocar una lámpara UV en cualquier punto del sistema; para que el rendimiento sea óptimo, hay que considerar factores de diseño e instalación.

El tiempo de exposición es fundamental: el aire debe permanecer bajo la radiación el tiempo suficiente para garantizar la inactivación microbiana. Esto depende del caudal, la potencia de la lámpara y la geometría del conducto.

La ubicación también es crítica. En sistemas por conductos, lo habitual es colocar los emisores en la descarga de aire de la manejadora o cerca de las bobinas del evaporador. Así se logra un doble efecto: desinfección del aire y control de la formación de moho en superficies.

Por último, la seguridad no puede pasarse por alto. La radiación UV-C es dañina para la piel y los ojos, por lo que se deben implementar protecciones físicas, señalización y procedimientos claros para mantenimiento. Un técnico debe poder acceder a la lámpara sin riesgo de exposición.

En resumen:

Dimensionamiento
La potencia, el número y la ubicación de las lámparas deben ajustarse al caudal de aire y al tiempo de exposición necesario.

Ubicación estratégica
En sistemas por conductos, lo habitual es instalarlas en la descarga de aire o sobre las bobinas del evaporador para combinar desinfección de aire y control de moho.

Seguridad
La radiación UV-C es peligrosa para la piel y los ojos. Es imprescindible proteger el acceso y señalizar las zonas con riesgo.

Mantenimiento
Reemplazo de lámparas según el ciclo de vida indicado por el fabricante y limpieza periódica para evitar pérdidas de efectividad.

Mantenimiento y seguimiento de resultados

Un sistema UV bien diseñado puede funcionar de manera continua durante miles de horas, pero la intensidad de radiación disminuye con el tiempo, incluso si la lámpara sigue encendida. Por eso es fundamental reemplazarla según las indicaciones del fabricante.

La acumulación de polvo o grasa en las superficies emisoras reduce drásticamente su efectividad, por lo que es recomendable incluir la limpieza programada de las lámparas en el plan de mantenimiento preventivo del sistema HVAC.

En instalaciones críticas, conviene medir periódicamente la calidad del aire (por ejemplo, recuento de partículas o conteo microbiológico) para verificar que el sistema está cumpliendo su función. Esto no solo aporta seguridad, sino que respalda técnicamente el trabajo del instalador ante el cliente final.

Conclusión: una herramienta de alto valor técnico

Son un complemento potente para sistemas HVAC, capaces de mejorar la calidad del aire interior y alargar la vida útil de los equipos. Para el profesional de la climatización, dominar su selección, instalación y mantenimiento supone una ventaja competitiva en un mercado cada vez más orientado a la eficiencia energética y la salud ambiental.

Lógicamente, no son una solución milagro (ninguna tecnología lo es), pero combinados con filtración mecánica, ventilación adecuada y un mantenimiento riguroso, pueden marcar una diferencia sustancial en el confort y la salubridad de un espacio.

En un mercado cada vez más orientado a la eficiencia y la salud ambiental, dominar el diseño e instalación de sistemas UV no solo es una ventaja técnica, sino también una oportunidad comercial para ofrecer un servicio diferenciado y de alto valor añadido.