La aerotermia se ha posicionado como una de las tecnologías renovables más versátiles y eficientes para climatizar edificios. Su capacidad para generar calefacción, refrigeración y agua caliente sanitaria (ACS) a partir de energía ambiental la convierte en una opción clave en el proceso de descarbonización del parque de viviendas y en la transición energética en sectores industriales.
En este contexto, la aerotermia de alta temperatura representa un avance significativo al permitir sustituir directamente calderas de gas o gasóleo, en muchos casos sin necesidad de modificar radiadores convencionales, aunque puede requerir revisión del sistema existente. Su aplicación se extiende desde viviendas unifamiliares y edificios plurifamiliares hasta instalaciones comerciales y pequeños procesos industriales.
¿Qué es la aerotermia y cómo se diferencia la de alta temperatura?
La aerotermia se basa en el uso de una bomba de calor aire-agua que extrae la energía térmica contenida en el aire exterior, incluso en condiciones de frío intenso, y la transfiere al interior del edificio para generar calefacción o ACS. Esta energía renovable, gratuita y disponible en el ambiente, se transforma mediante un ciclo termodinámico alimentado por electricidad.
La diferencia entre los sistemas tradicionales y los de alta temperatura reside en la temperatura de impulsión que puede alcanzar el agua caliente generada. Las bombas convencionales funcionan óptimamente en rangos de 35 °C a 55 °C, lo que las hace ideales para suelos radiantes o emisores de baja temperatura.
Sin embargo, en muchas instalaciones existentes, especialmente en edificios antiguos, los sistemas de calefacción están diseñados para trabajar con radiadores a alta temperatura (65 °C o más).
Aquí es donde entra en juego la aerotermia de alta temperatura: capaz de alcanzar temperaturas de impulsión de entre 65 °C y 80 °C, lo que permite en muchos casos el reemplazo directo de calderas. No obstante, conviene revisar el dimensionado de los radiadores existentes, ya que algunos sistemas antiguos diseñados para 80–90 °C pueden requerir ajustes para mantener el mismo nivel de confort. Esto simplifica enormemente las obras de renovación energética al mismo tiempo que reduce los costes y plazos de instalación.
¿Cómo funciona una bomba de calor de alta temperatura?
La aerotermia de alta temperatura utiliza tecnologías avanzadas para maximizar su rendimiento en condiciones exigentes. En general, se pueden encontrar dos enfoques:
- Compresores en cascada: se emplean dos circuitos frigoríficos en serie, uno que eleva la temperatura intermedia y otro que la lleva a niveles elevados. Esto mejora el rendimiento pero incrementa la complejidad del equipo.
- Uso de refrigerantes de alta temperatura crítica, como el R290 (propano), que permite trabajar con una sola etapa de compresión, simplifica el diseño y reduce el impacto ambiental al tratarse de un refrigerante con bajo Potencial de Calentamiento Global (GWP).
Además, estos equipos están diseñados para mantener la temperatura de salida del agua caliente incluso con temperaturas exteriores negativas.
Rendimiento energético y ahorro económico
Uno de los principales argumentos a favor de la aerotermia de alta temperatura es su eficiencia energética, que se traduce en un importante ahorro en la factura energética.
Este rendimiento se mide mediante el COP (Coeficiente de Rendimiento) y el SCOP (COP estacional). Un SCOP superior a 3 ya indica un sistema eficiente. En el caso de equipos de alta temperatura, los valores habituales se sitúan entre 2,5 y 4,0, dependiendo del refrigerante y las condiciones climáticas.
Comparando con una caldera de gas o gasóleo, cuyo rendimiento raramente supera el 90% (o 0,9 en términos relativos), una bomba de calor con COP de 2,5 a 3,0 ofrece un ahorro energético de entre el 40% y el 60%. A largo plazo, este diferencial puede representar cientos o miles de euros anuales.
Aunque el coste de instalación inicial puede ser más elevado (habitualmente entre 9.000 € y 20.000 € en viviendas unifamiliares, pudiendo superar esta cifra en proyectos de edificios plurifamiliares o pequeñas industrias, según la potencia, marca y complejidad), la amortización puede lograrse en 5–8 años, dependiendo del precio de la energía y el uso. Además, el mantenimiento es más sencillo que el de una caldera de combustión y la vida útil del equipo suele situarse entre 15 y 20 años, pudiendo ampliarse con un mantenimiento adecuado.
Ventajas para rehabilitación y eficiencia energética
Uno de los grandes retos de la eficiencia energética en edificios es adaptar soluciones renovables a construcciones existentes. Muchos edificios construidos antes de 2007 (cuando entró en vigor el Código Técnico de la Edificación en España) no cuentan con aislamiento térmico adecuado ni con sistemas de calefacción de baja temperatura.
La aerotermia de alta temperatura se presenta como la única alternativa renovable viable en estos casos, ya que:
- Puede utilizar radiadores existentes, evitando reformas costosas.
- Es compatible con sistemas híbridos, coexistiendo con calderas como apoyo en picos de demanda.
- Permite cumplir con las exigencias actuales de eficiencia energética sin intervenciones estructurales.
- Mejora la calificación energética del edificio, requisito cada vez más demandado por normativa y en operaciones de compraventa.
De hecho, algunas comunidades autónomas y programas europeos contemplan ayudas específicas para sistemas de aerotermia en rehabilitación, especialmente si se combinan con mejoras en la envolvente térmica o la instalación de energías renovables complementarias (como autoconsumo fotovoltaico).
Integración con otros sistemas y aplicaciones industriales
La aerotermia de alta temperatura también está ganando terreno en el ámbito comercial e industrial. Cada vez más empresas apuestan por sustituir sus calderas de gas o gasóleo por bombas de calor aire-agua. En algunos procesos que requieren temperaturas superiores a 80 °C, puede ser necesario un sistema híbrido de apoyo (resistencias eléctricas, biomasa o caldera auxiliar). Entre las aplicaciones más destacadas se encuentran:
- Industria alimentaria: procesos de limpieza y pasteurización con agua caliente.
- Lavanderías industriales: donde el ACS es constante y elevado.
- Hospitales y centros sanitarios: alta demanda térmica con necesidad de eficiencia y seguridad.
- Hoteles y centros deportivos: donde el ACS representa una parte importante del consumo energético.
Además, la aerotermia puede combinarse con sistemas fotovoltaicos, gestión energética inteligente y monitorización remota, lo que permite optimizar el rendimiento en tiempo real, reducir picos de demanda eléctrica y mejorar el comportamiento ambiental de la instalación.
Barreras y futuro en la aerotermia de alta temperatura
A pesar de sus muchas ventajas, la aerotermia de alta temperatura aún enfrenta ciertos desafíos:
- Inversión inicial elevada: especialmente sin ayudas o financiación específica.
- Desconocimiento entre usuarios y promotores: muchos clientes no están al tanto de esta solución.
- Falta de instaladores especializados: se requiere formación técnica específica para configurar correctamente estos equipos.
Sin embargo, las perspectivas a medio plazo son positivas. En Europa, se prevé que el parque de bombas de calor se triplique antes de 2030. En España, iniciativas como los Fondos Next Generation, el Plan de Rehabilitación Energética de Edificios (PREE) o el programa Moves III ya contemplan ayudas directas para aerotermia.
El encarecimiento de los combustibles fósiles, las nuevas normativas de eficiencia energética y la necesidad de reducir emisiones convierten a la aerotermia de alta temperatura en una solución con proyección clara para el presente y futuro del sector.
Claves para su implantación profesional
Para los profesionales del sector —ingenieros, arquitectos, técnicos instaladores—, la aerotermia de alta temperatura abre una nueva línea de soluciones que requiere conocimientos específicos. Las claves para una implantación exitosa son:
- Evaluar el perfil térmico del edificio: caudales, temperaturas de impulsión, hábitos de uso.
- Seleccionar la potencia adecuada: ni sobredimensionar (ineficiente), ni quedarse corto (inconfort térmico).
- Asegurar una correcta integración hidráulica: considerar la inercia térmica, depósitos de ACS, válvulas anticondensación.
- Control inteligente: la curva climática y el control remoto optimizan el rendimiento.
- Mantenimiento preventivo: revisión anual de compresores, filtros y rendimiento energético.
- Gestión de ayudas: acompañar al cliente en la solicitud de subvenciones o deducciones fiscales.
La aerotermia de alta temperatura representa un salto cualitativo en la tecnología de climatización. Su capacidad para sustituir calderas aprovechando en muchos casos los emisores existentes, junto con su elevado rendimiento energético, la convierten en una solución especialmente valiosa para proyectos de rehabilitación y eficiencia en edificios existentes.
Con la combinación adecuada de tecnología, diseño profesional e integración con energías renovables, esta tecnología puede reducir la dependencia de los combustibles fósiles, disminuir costes operativos y contribuir activamente a los objetivos de sostenibilidad y descarbonización del parque edificatorio.
A medida que el mercado evoluciona y se implementan nuevas políticas de incentivo, la aerotermia de alta temperatura no solo será una opción viable, sino una necesidad para afrontar los desafíos climáticos, regulatorios y económicos de las próximas décadas.
